La escasez de enfermeras es un problema muy conocido en todo el mundo y que se ha agravado por el efecto de la pandemia. Según un informe de la OMS publicado en 2020, en el mundo hay 28 millones de enfermeras, que constituyen el 59% de los profesionales de la salud. Actualmente, la carencia de enfermeras en el mundo se estima en 5,9 millones. El informe destaca que si no se toman medidas, en 2030 faltarán 10,6 millones de enfermeras en todo el mundo. España se encuentra en la posición número 62 con una ratio de 57,3 enfermeras por 10.000 habitantes. En España se calcula que faltan unas 120.000 y en Cataluña 24.000.
La edad de las enfermeras muestra que son relativamente jóvenes, pero con disparidades entre países, y que Europa y América son los dos continentes con la tasa de envejecimiento más elevada. Tener una población de enfermeras envejecida aumenta la tasa de abandono de la profesión, factor al que hay que sumar la previsión de jubilaciones anuales que, a su vez, incrementa el déficit estructural. Se espera que en los próximos diez años se jubilarán el 17% de las enfermeras en todo el mundo y que habrá que formar y contratar a 4,7 millones más tan solo para mantener las actuales cifras de profesionales.
Según un informe del Consejo de Enfermería de España de 2020, en los países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) existe bastante disparidad en las ratios de enfermeras por cada 1.000 habitantes, dato que se relaciona con el modelo de sistema de salud y el nivel socioeconómico de cada uno de los países. En la actualidad, la tasa más alta es la de Noruega, con más de 18 enfermeras por 1.000 habitantes, mientras que España se sitúa en el octavo lugar por la cola, con 5,9, mientras que el valor medio es de 9.
En cuanto a las diferentes comunidades autónomas del Estado español, hay mucha diferencia en el número de enfermeras por 1.000 habitantes. Navarra tiene la ratio más elevada, con 8,6, Murcia la más baja, con 4,5, y la de Cataluña es de 6,2.
Si nos fijamos en la ratio de enfermeras en la atención primaria, la Rioja es la mejor dotada, mientras que Madrid se encuentra a la cola con casi la mitad de la ratio.
¿Qué factores explican la falta de enfermeras en España?
- La crisis económica de 2008 produjo recortes importantes en las estructuras sanitarias que afectaron considerablemente a las ratios de enfermeras, que nunca han llegado a recuperarse.
- A partir de 2008, la diplomatura en enfermería (3 años) pasó a ser grado (4 años), lo que dejó a todas las universidades sin graduar nuevas enfermeras durante un año. Este déficit tampoco se recuperó y los recortes equilibraron la oferta con la demanda de aquel momento.
- La emigración de enfermeras a otros países en busca de condiciones laborales y profesionales más atractivas, que coincidió con la crisis de 2008, de manera que esta se sumó al momento de mayor movilidad de enfermeras hacia Europa, principalmente al Reino Unido. Según datos del sindicato de enfermería SATSE, actualmente son más de 8.000 las enfermeras españolas que trabajan en países europeos.
- Poca previsión por parte de los gobiernos en las ofertas de plazas en las universidades, tanto públicas como concertadas, para estudiar el grado en enfermería. Hay que tener en cuenta que las acciones que se inicien hoy tendrán efectos a cuatro años vista, o a seis si se suma una especialidad.
- Dado el envejecimiento progresivo de la población, el aumento de la cronicidad y los cambios sociales, la intensidad y destreza en los cuidados, función principal de las enfermeras, son cada vez más necesarias.
- El cálculo poco afinado en el número de jubilaciones que se están produciendo y que se producirán en los próximos años de enfermeras que entraron en el mercado laboral hace 40 años.
- El abandono de la profesión, un efecto muy preocupante, sobre todo si el motivo es la precariedad de la contratación y la falta de reconocimiento en los puestos de trabajo.
A estos, y posiblemente otros, factores habrá que sumarle el efecto COVID-19, puesto que según un estudio del Consejo Internacional de Enfermería (CII), entre un 10% y un 15% de enfermeras ha abandonado la profesión debido al efecto de la pandemia, déficit que repercutirá en todos los servicios sanitarios en la era post COVID-19 hasta el extremo de que puede llegar a ser el principal factor determinante de la salud en la próxima década.
¿Cuáles son las consecuencias de la falta de enfermeras?
- Empobrecimiento de la prestación de cuidados en todos los niveles asistenciales que afecta a la atención que reciben las personas, las familias y las comunidades, sobre todo las más vulnerables.
- Reducción de los programas de prevención y promoción de la salud que repercute en la salud de las personas a largo plazo. Esto ya está sucediendo actualmente.
- Hay estudios realizados en el ámbito hospitalario que demuestran que la tasa de mortalidad y la mejora del estado de salud están directamente relacionados con el número de enfermos que atiende una enfermera. Más enfermeras equivale a menos mortalidad y mejora de la recuperación.
- En el ámbito de la atención primaria, los estudios demuestran que un incremento del contingente de personas asignadas a la enfermera referente y atendidas por esta se traduce en una carga de trabajo superior que aumenta de forma significativa el mal control de la diabetes mellitus y la hipertensión arterial.
- Actualmente hay un exceso de competencia en la contratación entre niveles asistenciales, proveedores, comunidades autónomas e incluso entre países. Esta lucha de los contratadores para encontrar enfermeras no ha conseguido mejorar la situación de todo el colectivo, sino al contrario, ha perjudicado claramente al ámbito residencial y sociosanitario, a la ruralidad y a los hospitales más alejados de los grandes cascos urbanos –donde las condiciones laborales son menos atractivas– que actualmente tienen graves problemas para encontrar personal.
¿Cómo paliar la situación actual?
En mi opinión hay tres bloques de acciones imprescindibles:
1. Incrementar las plazas universitarias para estudiar grado en enfermería
Según el informe de la OMS, para solucionar la escasez de enfermeras de aquí a 2030 habría que incrementar un 8% anual el número de graduados en enfermería. Esta recomendación tiene que ajustarse según las carencias particulares previas de cada país o región, como en el caso de España y de algunas comunidades autónomas con mayor déficit. En Cataluña está previsto un incremento de 600 plazas en las universidades públicas en el curso 2022-23, pero este incremento no paliará el déficit histórico que arrastramos si no se implantan otras medidas.
2. Mejorar las condiciones laborales
Contratos estables fidelizando los puestos de trabajo. Esta acción evitaría que parte de las enfermeras emigren a otros países por razones contractuales y de precariedad y, al mismo tiempo, se estabilizarían las plantillas y se evitaría el expolio de enfermeras entre proveedores, niveles asistenciales, ámbitos, comunidades autónomas y países.
Pasar a la categoría A1 como reconocimiento académico de grado, equiparando enfermería al resto de grados universitarios a todos los efectos.
3. Reconocer las competencias específicas tanto de destrezas como de especialidades reconocidas, que acabaría con las contrataciones ligadas a bolsas de trabajo. Se necesita un cambio de modelo contractual basado en competencias.
Pero, por encima de las acciones concretas, ahora sería esencial definir qué necesita la población actual y futura. Gobierno y organizaciones enfermeras tienen que trabajar conjuntamente para determinar la hoja de ruta sobre el modelo de cuidados que más conviene. Hace años que se ponen parches a una situación que requiere una apuesta meditada, valiente y con visión de futuro.
Tenemos el diagnóstico, sabemos parte de las soluciones, conocemos los efectos de no asignar recursos a los cuidados. ¿Para cuándo las acciones?
Este artículo fue publicado originalmente el 17 de enero de 2022 en Avances de Gestión Clínica
Foto de Clay Banks
Buenos dias, soy Enfermera con mucha experiencia tanto en el ambito hospitalario como de Atencion Primaria, en estos momentos JUSTO ESTE MES me acabo de jubilar de la empresa ICS en contra de mi voluntad, al tener recien ya 65 años y 40 años cotizados. Yo solicité con registro de entrada alargar mi vida laboral en activo porque amo mi profesion y por decision personal pero no me han permitido demorar mi jubilacion. Tenia plaza fija ganada por oposiciones en un equipo de Atencion Primaria del ICS y disfruta a mucho con mi trabajo vocacional. Ojala se pudiese volver atras y poder seguir en activo ejerciendo mi profesion Enfermera y que la jubilacion forzosa fuese a los 70 años, quien voluntàriamente asi lo escogiera.
Muchas Gracias.
Conxita Jimenez.