El valor de la Enfermera Familiar y Comunitaria

27/03/2023

La enfermera comunitaria ya fue definida y considerada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 1974,[1] , como aquella que se ocupa de las demandas de salud que requieren cuidados integrales extrahospitalarios en el primer nivel de atención. Estas demandas se relacionan con varios determinantes de la salud: factores demográficos, sociales, económicos, movimientos poblacionales, hábitos de salud, problemas de salud prevalentes y nuevas expectativas del ciudadano, entre otros.

Después de 10 años de formación en la especialidad de Enfermería Familiar y Comunitaria (EFyC), todavía existen Comunidades Autónomas (CCAA) que no tienen la especialidad identificada en los puestos de trabajo.

Evolución histórica

En 2003, hace 20 años, se aprueba la LOPS (Ley de la Ordenación de las Profesiones Sanitarias)[2] donde se aborda una regulación de las especialidades en ciencias de la salud y se determina la necesidad de regular las especialidades enfermeras.

En 2005 se aprueba el Real Decret 450/2005, de 22 de abril[3], sobre las 7 especialidades enfermeras. Las 6 que actualmente se están formando en la mayoría de las CCAA españolas en formato Enfermera Interna Residente (EIR) con dos años de formación son: matrona, familiar y comunitaria, pediatría, salud mental, salud laboral y geriatría. La especialidad médico-quirúrgica no se ha llegado a desarrollar.

En 2010 se publica el programa formativo de la especialidad de EFyC[4] y se convocan las primeras 132 plazas EIR en EFyC en todo el Estado español. En 2013 se acreditan las primeras Unidades Docentes Multidisciplinares (UDM).[5]

En 2023, 10 años después de haber salido la primera promoción, ya son 3.510 EFyC formadas en las UDM de las CCAA del Estado español y en 2025 serán más de 5.000.

Uno de los valores más destacados que tiene este formato de enseñanza tipo residencia es la orientación hacia el trabajo en equipo compartido con otras disciplinas, principalmente con Medicina Familiar y Comunitaria (MFyC). Se integra en los distintos ámbitos profesionales y laborales relacionados con la atención a las personas en todas las etapas de la vida. Esta formación se desarrolla en los Centros de Atención Primaria (CAP) y en otros dispositivos hospitalarios y comunitarios siguiendo el principio «aprender haciendo», respetando el ámbito y características de cada profesión, pero compartiendo aquellas competencias transversales, potenciando así el trabajo en equipo multidisciplinar desde del inicio de la formación especializada.

Paralelamente a la formación de especialistas vía EIR, en diciembre de 2022 se resolvió, vía excepcional, un proceso que ha durado más de 10 años al desencallarse, que es la acreditación del título a todas aquellas enfermeras que se han reconocido formación y/o experiencia y han superado una prueba objetiva que acredita las competencias en la especialidad de EFyC.[6] Si sumamos las dos vías de acceso a la especialidad tenemos un volumen importante de enfermeras con la titulación y competencias acreditadas para ejercer en la Atención Primaria de Salud (APS). A este número también hay que sumar todas aquellas enfermeras que aun teniendo las competencias por los años trabajados y la formación en APS, llamadas Enfermeras Especialistas Sin Título Oficial (EESTO)[7], no podrán acreditarse como especialistas. Y buena parte de ellas han sido tutoras de EIR durante estos 10 años. Ante esta amalgama de enfermeras preparadas competencialmente, deberá haber un tiempo transitorio de encaje para no perder la experiencia en cuidados en la APS.

Valor de la especialidad de EFyC

La definición de la misión de la EFyC es la participación profesional en el cuidado compartido de la salud de las personas, las familias y las comunidades, en el «continuum» de su ciclo vital y en los diferentes aspectos de promoción de la salud, prevención de la enfermedad, recuperación y rehabilitación, en su entorno y contexto sociocultural.[8] Esto significa que se prepara competencialmente para atender a la persona, familia y comunidad, y en todas las etapas de la vida y en el entorno de la comunidad. Este marco da margen amplio por el despliegue de las competencias de la EFyC, suponiendo el motor de cambio hacia un nuevo modelo de atención centrado en la salud de las personas, fomentando su autonomía e independencia, respetando siempre la toma de decisiones, donde la adquisición de habilidades, hábitos y conductas fomenten el autocuidado en la prevención, promoción y seguimiento de la enfermedad.[9]

Una enfermera especialista desarrolla y define acciones y planes innovadores de atención al alcance de la población[10], como la Gestión Enfermera de la Demanda (GED), Salud y Escuela, programas comunitarios, gestión de las personas con cronicidad y complejidad en entornos comunitarios y en domicilio, programas de prevención de la enfermedad y promoción orientados al autocuidado y educación para la salud, como son todas las actividades grupales y comunitarias. Ofreciendo siempre una atención más integrada y coordinada, incidiendo en la prevención de ingresos hospitalarios innecesarios, evitando derivaciones a urgencias, promoviendo la atención integrada social y sanitaria[11] junto a los trabajadores sociales, y también planificando cuidados en el entorno residencial. Su práctica requiere un pensamiento interdisciplinario[12], una actuación multiprofesional y en equipo, con visión holística del ser humano y con resolución autónoma dentro del contexto individual, familiar, social y ambiental.

Desde un punto de vista gerencial, la pregunta que un directivo es fácil que se formule es: ¿qué aporta una EFyC a la APS a diferencia de una enfermera generalista?

La respuesta puede ser sencilla y compleja a la vez. La sencilla es que las estrategias de las políticas en salud postulan que la APS sea altamente resolutiva[13]. Es necesario que las EFyC asuman más responsabilidades en el entorno comunitario y ante determinados problemas o grupos de población.[14] Una buena formación especializada se traduce en una mayor resolución, más autonomía y liderazgo, mejor atención y calidad. La respuesta compleja radica en que aunque hay estudios que lo evidencian, en nuestro entorno falta publicar más.[15]

Situación actual

Después de 10 años de iniciar la especialidad de EFyC, con una formación reconocida por la alta competencia que adquieren una vez terminada la residencia de 2 años, más los 4 años previos de estudios de grado y que a nivel legislativo sí que está contemplada, todavía existen CCAA que no tienen la especialidad reconocida ni identificada en los puestos de trabajo.

Las CCAA que tienen la categoría profesional de EFyC [16] identificada en los puestos de trabajo son: Andalucía, Aragón, Canarias, Cantabria, Castilla la Mancha, Extremadura, Galicia, Murcia, Rioja, País Vasco, Baleares, Madrid y Valencia. Y las que no la tienen son: Asturias, Castilla León, Cataluña, Navarra, Ceuta y Melilla.

Un dato sorprendente es que Cataluña es la CCAA que más plazas de EFyC ofrece (149 plazas en 2023), formando así aproximadamente el 18% de todas las enfermeras que acaban consiguiendo esta titulación a nivel nacional.[17] Y como otras CCAA, tampoco tiene una bolsa específica de EFyC ni la categoría profesional identificada en el puesto de trabajo. Este hecho provoca que aproximadamente la mitad de las EFyC formadas en las UDM catalanas se marchen a otras CCAA.

¿Y ahora qué?

El coste de la formación de una especialista en EFyC, a cargo de la Administración Pública, es, al menos y dependiente del proveedor que pertenece la UDM, de unos 80.000€. Poner toda la maquinaria para formar una especialidad: creación de las UDM, diseñar e impartir la formación específica y transversal, acreditar y remunerar a los tutores, salario del residente, organizar los rotatorios, etc… con todo el esfuerzo económico y organizativo que comporta, y después no sacar rendimiento, sin tener vinculada la categoría profesional de especialista al puesto de trabajo, ni bolsas específicas, es una situación ruinosa y que no vislumbra ninguna orientación estratégica.

Sería necesario que políticos y gestores conozcan a fondo cómo la especialidad de EFyC aporta valor sobre las personas a las que atienden y a su entorno. Su aportación es una plusvalía fundamental que garantiza la buena calidad de los cuidados enfermeros que afectan directamente a la seguridad de las personas. Es imprescindible hacer valer a la ciudadanía ya las organizaciones los servicios enfermeros especialistas como derecho al que no podemos permitirnos renunciar.

La primera gran reforma de atención primaria, que tuvo lugar en los años 80 del siglo pasado, se produjo en gran medida por la creación e incorporación de la especialidad de MFyC en los CAP. No tengo ninguna duda de que, si se produce la tan necesaria segunda reforma de la APS, pasará necesariamente por incorporar el valor que aporta la especialidad de EFyC.


Referencias

[1] WHO Expert Committee on Community Health Nursing & World Health Organization. (‎1974)‎. Enfermería y salud de la comunidad: informe de un Comité de Expertos de la Organización Mundial de la Salud.

[2] Ley de Ordenación de las Profesiones Sanitarias. Boletín Oficial de las Cortes Generales. Núm 150-11, 12-11-2003.

[3] Real Decreto 450/2005, de 22 de abril, sobre especialidades de Enfermería. BOE núm.108, 6-5-2005.

[4] Orden SAS/1729/2010, de 17 de junio, por la que se aprueba y publica el programa formativo de la especialidad de Enfermería Familiar y Comunitaria. BOE núm.157, 29-6-2010.

[5] Orden PRE/861/2013, de 9 de mayo, por la que se establecen los requisitos de acreditación de las unidades docentes multiprofesionales para la formación de especialistas en enfermería familiar y comunitaria y en medicina familiar y comunitaria. BOE [en línea] núm.119, 18-5-2013.

[6] Resolución de 4 de noviembre de 2021, de la Secretaría General de Universidades, por la que se convoca la prueba objetiva correspondiente al acceso al título de Especialista en Enfermería Familiar y Comunitaria. BOE» núm. 267, de 8 de noviembre de 2021.

[7] Asociación EESTO.

[8] García Olcina JE, Gil Medina FA, Munsuri Rosa J., Saus Ortega C., Marmol Lopez MI. Evolución historia de la Enfermería y la especialidad familiar y comunitaria en España. RIdEC. 2020;13(2):71-81.

[9] Especialidad en Enfermería Familiar y Comunitaria: una realidad. Elsevier.

[10] Torres-Ricarte M., Crusat-Abello E., Peñuelas-Rodríguez S, Zabaleta-Del-Olmo E. El Nurse-led en la Atención Primaria de Salud: una oportuna y prometedora innovación organizativa. Enferm Clínica. 2015;25(2):87-91.

[11] Atención integral de salud, Enfermedades crónicas, Enfermería, Envejecimiento de la población. Medes, Medicina en español.

[12] Sánchez Gómez MB. Competencias de enfermeras especialistas en enfermería familiar y comunitaria. Análisis para su desarrollo actual y futuro. 2019;13(3):1335.

[13] Plan de Acción de Atención Primaria y Comunitaria 2022-2023. Ministerio de Sanidad.

[14] La enfermera familiar y comunitaria: referente del paciente crónico en la comunidad. Elsevier.

[15] Una aproximación rigurosa a la Enfermería Familiar y Comunitaria (EFyC) en el Servicio Nacional de Salud (NHS) británico. La eficiencia como prioridad. Dialnet.

[16] El COIB i les especialitats Infermeres. COIB.

[17] Petició al Parlament de Catalunya: creació d’una borsa de treball específica per a infermers especialistes. Aificc.

Foto: Banco de Imágenes Enfermeras del COIB.

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