Pobres criaturas y la curiosidad

22/01/2024

Se ha estrenado Pobres criaturas (Poor things, Y. Lanthimos, 2023), la última obra del director de Canino, Langosta o La favorita. Nueva versión del mito de Frankenstein, la película revisa la historia, apostando no sólo por la reivindicación del libre albedrío sino también del feminismo.

Ayudada por una extraordinaria cantera de actores (Emma Stone, Willem Dafoe, Mark Ruffalo) y un boquiabierto diseño de producción, Pobres criaturas se mueve con aires de comedia por la vida de un personaje que progresivamente descubre la autonomía del cuerpo, el sexo y el pensamiento propio. No es, como anteriores versiones, una obra de terror o un drama trágico, sino una comedia extremadamente inteligente basada en una novela de Alasdair Gray. Bella, “hija” del Doctor God(win), descubrirá progresivamente las técnicas sexuales por su disfrute y posteriormente serán los hombres que querían abusar de ella quienes quedarán en ridículo y perderán su rol, cuando ella sepa vivir de forma independiente y triunfante. Más allá de las risas y el atractivo estético de la obra, lo más estimulante de la misma es cómo Lanthimos logra poner en pantalla el crecimiento personal de la protagonista quien, como un nuevo ser que todo lo desconoce y todo lo quiere aprender, busca, a partir de su curiosidad infinita, las evidencias y las bases sobre las que desarrollar plenamente su vida.

La vuelta de las viriasis (covid incluida, claro) y de las mascarillas me dan qué pensar. Hace poco, un amigo, quien se declaraba favorable a las vacunas, planteaba que la falta de evidencias previa y la falta posterior de análisis de las estrategias contra la pandemia de covid creaban dudas y favorecían las teorías de los conspiracionistas y grupos de extrema derecha. Como la Bella de Pobres criaturas, y como científicos, es necesario que nos cuestionemos absolutamente todo y pidamos la búsqueda de evidencias sobre la efectividad y efectos indeseables de los aislamientos sociales o de las campañas vacunales. Ciertamente, la severidad de la primera ola y la letalidad que comportó daban pie a la necesidad y legitimidad de las medidas que se tomaron en todas partes. Ahora, con unas cepas diferentes, por ahora muy contagiosas pero menos agresivas, habría que ser prudentes antes de volver a favorecer aislamientos de gente mayor (no digamos de jóvenes o población general) y sería interesante conocer si los linfocitos T guardan memoria inmune o si es necesario realizar campañas vacunales con targets más selectivos, entre otros aspectos inmunológicos todavía poco conocidos

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