iPhone contra BlackBerry. ¿Cómo hacer política sanitaria con mentalidad científica?

13/03/2023

El mérito de Steve Jobs en el éxito de iPhone sobre BlackBerry es el de haber sabido crear una empresa capaz de discutirle las ideas, y por lo que explican no era tarea fácil. Jobs era totalmente contrario a incorporar la función de teléfono a su iPod, entre otras cosas porque odiaba a las empresas de telecomunicaciones. Al otro lado Mike Lazarides que en 2009 había conducido a BlackBerry a tener el 50% del mercado de los móviles en EEUU fue impermeable a las ideas y propuestas de su entorno que, mucho antes de que Apple lo hiciera, ya le pedían pasar a pantalla táctil e incorporar su navegador entre otras cosas. En 2014 la cuota de mercado de BlackBerry era de un residual 1%.

Adam Grant en su libro “Think Again”[1] propone una instructiva gráfica para situar los perfiles de las personas considerando dos ejes, dónde queremos ir y cómo vamos, en otros términos, nuestra misión y nuestros métodos. Con este modelo distingue 4 perfiles básicos:

  • Científico: Si el objetivo central es la verdad y nos basamos en la evidencia actuamos con mentalidad científica.
  • Predicador: Si el objetivo es la verdad, pero la base para trabajar es lo que creemos entonces nos comportamos como un predicador.
  • Fiscal: Si el objetivo es ganar basándonos en la evidencia entonces tomamos el rol de fiscales.
  • Político: Si el objetivo es ganar y nos basamos en las creencias entonces estamos en el terreno de la política.

Como dice Grant, ser científico no es sólo una profesión, sino un marco mental en el que se plantean hipótesis, se hacen experimentos y se descubre el conocimiento.

El espíritu científico se convierte en predicador si deja que sus ideas se conviertan en ideologías – ciertas por definición y sin crítica – y vira hacia el político cuando valora más ser popular que ser esmerado; y se pone en el perfil de fiscal cuando se inclina más a desacreditar que a descubrir.

En ámbitos en los que la cultura científica es menos valorada, el encaje de este esquema puede costar un poco, pero precisamente en el ámbito de la salud, una mayoría de profesionales, coincidiríamos que el modelo es un marco interesante para análisis. Cuidado porque todos, dependiendo del momento, podemos adoptar cualquiera de los perfiles. La buena estrategia es la de intentar tomar el perfil científico, en la medida de lo posible. Esto sería especialmente importante para quienes tienen cualquier nivel de responsabilidad en la política sanitaria

En un experimento llevado a cabo en la formación de emprendedores, se midió a lo largo del tiempo el impacto de promover el pensamiento científico, el éxito y el progreso de las startup. Entender los prototipos como experimentos y los modelos de negocio como hipótesis a demostrar, multiplicaba por 40 los ingresos de las empresas en el primer año[2]. El espíritu científico es clave para las empresas que actúan en mercados poco regulados, pero todavía hay mucho trabajo por hacer en sectores muy regulados, como la educación, la salud o la energía. 

En el modo científico de pensar se trabaja más en clave de encontrar razones por las que podemos estar equivocados que al buscar los motivos por los que estamos en la certeza, revisando las ideas cada vez que aprendemos algo nuevo. En modo predicador, dudar de la verdad es una debilidad moral, en modo fiscal es admitir que hemos perdido, y en el político, la lógica de la zanahoria y el palo sustituye a la razón. El pensamiento científico tiende más a la humildad que a la vanidad, a la duda que a la certeza y curiosidad que al cierre. La humildad lleva a la duda, ésta a la curiosidad, y el descubrimiento cierra el ciclo virtuoso.

¿Qué hacer para progresar hacia el pensamiento científico en los ámbitos de la gestión y la política sanitaria?

La gestión y la política sanitaria basadas en la evidencia necesitan aún mucha más investigación y seguir desarrollando la participación, y en este sentido, el consenso basado en herramientas digitales, es un recurso que deberían utilizarse intensivamente para promover el perfil científico a la hora de tomar decisiones. ¿Creemos que un subgrupo con perfil político tomará mejores decisiones que todo el colectivo? El profesional de la salud tiene dos características, que vienen muy al caso cuando hablamos de consenso, primero un nivel alto de formación y segundo, es un capilar hacia todos los rincones de un sistema con una variabilidad como ningún otro.

Obviamente no es fácil, pero sólo se aprende probando. Otro día hablaremos de las tendencias emergentes en “democracia avanzada” y de cómo el ámbito de la salud podría ser líder en su implantación.


Referencias

[1] Grant, A., 2021. Think again: The power of knowing what you don’t know. Viking.

[2] Camuffo, A., Cordova, A., Gambardella, A. and Spina, C., 2020. A scientific approach to entrepreneurial decision making: Evidence from a randomized control trial. Management Science, 66(2), pp.564-586.

Foto de charlesdeluvio

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