Como cada final de año llega el informe Health at a Glance de la OCDE, documento que permite tener una visión general comparable de estadísticas de sistemas de salud de los países que forman parte de la organización. Una herramienta útil para profundizar en la comprensión de los principales indicadores, así como su evolución. A continuación, se destacan cinco ámbitos temáticos que permiten realizar un esbozo del estado de salud del sistema sanitario español en términos comparados (aquí el resumen de los resultados de España).
Uno de los indicadores clásicos, aunque no es consecuencia directa del funcionamiento del sistema sanitario, es la esperanza de vida.España ocupa la quinta posición con 83,3 años de media, pero cuando se ajusta por calidad de vida de los años vividos baja hasta la decimocuarta posición en las mujeres y la novena en los hombres, lejos de las primeras posiciones ocupadas por países nórdicos. Si se observa la evolución de los últimos años, la esperanza de vida se ha mantenido prácticamente (de 83,4 años en 2017 a 83,3), pero el indicador de calidad de vida ha empeorado (hay que tener en cuenta el efecto de la Covid). El gradiente es diferente entre hombres y mujeres, y el análisis fino es imprescindible para realizar un correcto diagnóstico y planificación de cómo debe responder el sistema nacional de salud a las necesidades del futuro.
En relación al gasto sanitario, en 2019, antes de la Covid, los países de la OCDE gastaron de media el 8,8% del PIB en sanidad, una cifra relativamente estable desde 2013. En 2021, esta proporción aumentó hasta el 9,7%, cifra extraordinaria que se prevé recoja hasta el 9,2%, reflejando una menor necesidad de gasto para hacer frente a la pandemia. A nivel español, para el año 2022 se estima un gasto del 10,4% del PIB sobre la media de la OCDE), correspondiente a un gasto per cápita de 4.432$ (por debajo de la media). Combinando los dos indicadores mencionados, se observa que ocho países (también España) gastan por debajo de la media consiguiendo una mayor esperanza de vida. Esto puede sugerir una relación calidad-precio relativamente buena de los sistemas de salud (siempre teniendo en cuenta que otros muchos factores también tienen un impacto en los resultados). Lo que está claro es que el reto financiero del sistema nacional de salud no tiene que ver sólo con los recursos que se quieran o puedan destinarse al sistema sanitario, sino también con su organización, planificación, gestión y evaluación.
En cuanto a la accesibilidad a los servicios, a nivel español destaca la disminución de la satisfacción de la ciudadanía con la accesibilidad a los servicios sanitarios de calidad de su área de residencia, situándose por debajo de la media (64% vs 67% OCDE). Estos datos van en la línea de los resultados del último Barómetro del CIS, en el que se muestra que prácticamente un 40% de los encuestados se decanta por la atención especializada privada por la rapidez en la que son atendidos. Asimismo, el 27,4% de los encuestados dicen que el sistema sanitario necesita reformas.
Por lo que respecta a la atención no presencial, España obtiene buenas puntuaciones a nivel comparado, liderando el ranking de teleconsultas médicas por persona/año (3,1 vs 1,4 OCDE). Esta tendencia muestra el aumento del uso de la atención no presencial durante la Covid y su posterior consolidación. A modo de ejemplo, en Cataluña, el “boom” en el uso de la app “La meva salut” ha incrementado el uso de la teleconsulta de forma exponencial, alcanzando la cifra de más de 3 millones de ciudadanos que la han utilizado alguna vez.
Por último, en cuanto a la dotación de recursos humanos, y en línea con los resultados de otros años, España se sitúa por encima de la media en cuanto a médicos por 1.000 habitantes (4,5 vs, 3,7 media OCDE), pero por debajo en enfermeras (6,3 vs 9,2). Además del número de profesionales, es relevante fijarse en las retribuciones, aspecto que siempre está de actualidad. Si se compara con los demás países, se observa que en promedio lo que gana un médico de familia en España es 2,4 veces el salario medio del país, un médico de atención especializada un 2,7 y las enfermeras 1,4 veces (la media de la OCDE es de 1,2).
En conclusión, las cifras parecen mostrar que muy lentamente los sistemas sanitarios se van recuperando del efecto de la Covid, pero cuya tensión parece que se mantendrá en los próximos años: en un contexto de vuelta a la disciplina fiscal europea y con el incremento de la presión demográfica y de la situación de cronicidad de la ciudadanía, habrá que ver cómo los sistemas sanitarios dan respuesta. En paralelo, los cambios en las expectativas llevan a los usuarios cada vez más a complementar su seguro en el ámbito privado y hacer un mayor uso de la telemedicina. En este contexto, velar por una buena gestión de los recursos y la evaluación de los resultados alcanzados parece ser la vía de acción para asegurar un buen funcionamiento del sistema nacional de salud.