El conflicto como motor del cambio en salud

03/06/2024

En el ámbito de la salud, el conflicto es un término que a menudo no se asocia con el progreso. Sin embargo, cuando se analiza con detenimiento, es evidente que los conflictos pueden ser catalizadores poderosos para el cambio y la innovación. Los desafíos y disputas, cuando se abordan de manera constructiva, pueden impulsar mejoras significativas en la atención sanitaria, las políticas de salud y la investigación. Veamos cómo el conflicto puede ser un motor del cambio en salud en cinco circunstancias.

1. Innovación a través de la necesidad

El conflicto a menudo crea una urgencia que fomenta la innovación. Durante pandemias, guerras y desastres naturales, la necesidad de soluciones rápidas y efectivas lleva a avances significativos en la medicina y la tecnología. Por ejemplo, la rápida evolución de las vacunas contra el COVID-19 fue impulsada por la urgencia global de encontrar una solución a la crisis sanitaria. Las vacunas de ARNm han sido revolucionarias por su rápido desarrollo y prevención del COVID-19, y esta tecnología tiene un potencial considerable para su aplicación en el tratamiento de muchas otras enfermedades como el cáncer, con el desarrollo actual de múltiples ensayos clínicos.[1]

2. Revisión y mejora de políticas de salud

Los conflictos también pueden revelar problemas de desigualdad en los sistemas de salud. La confrontación y el debate público sobre temas como el acceso a la atención médica, la equidad y la financiación del sistema sanitario pueden conducir a reformas importantes. Las protestas y movimientos sociales, como el de “Black Lives Matter”, han resaltado las disparidades raciales en la salud, impulsando cambios hacia una mayor justicia y equidad en la atención sanitaria. Está ampliamente demostrado que el racismo genera graves problemas de salud y que la aplicación de políticas antirracistas está relacionada con mejoras en la salud de las personas y las comunidades.[2]

3. Fomento de la colaboración interdisciplinar

Enfrentar conflictos complejos en salud a menudo requiere la colaboración de diversos campos y disciplinas. La necesidad de abordar problemas complejos, como las enfermedades crónicas, la salud mental y las epidemias, promueve la cooperación entre profesionales de la salud, científicos, ingenieros, políticos o sociólogos. Este enfoque interdisciplinar no solo enriquece el proceso de solución de problemas, sino que también genera enfoques más holísticos y efectivos.[3] Un ejemplo de colaboración se puede ver en los equipos de atención primaria, que incluyen médicos, enfermeras, trabajadores sociales y psicólogos. La implementación de este modelo ha sido clave en la atención en enfermedades crónicas y en la atención a la salud mental, mostrando cómo la colaboración puede mejorar significativamente los resultados de salud.

4. Empoderamiento de los pacientes y comunidades

El conflicto también puede empoderar a los pacientes y a las comunidades para tomar un papel más activo en sus propios cuidados y en la defensa de sus derechos. Las campañas de concienciación y los movimientos de pacientes han desempeñado un papel crucial en el cambio de políticas y en la mejora de la atención sanitaria. Ejemplos como el movimiento de pacientes con VIH/SIDA en los años 80 y 90 muestran cómo la confrontación y la demanda de mejor atención pueden transformar radicalmente el enfoque hacia enfermedades específicas. Es crucial la incorporación del paciente en modelos colaborativos con los profesionales de salud.[4]

5. Transparencia y responsabilidad

El conflicto, especialmente cuando surge de escándalos o crisis en salud, puede llevar a una mayor transparencia y responsabilidad en el sector sanitario. La presión pública y la necesidad de rendir cuentas pueden obligar a las instituciones de salud y a los gobiernos a mejorar sus prácticas y políticas, asegurando que los errores no se repitan y que los estándares de calidad sean elevados. Como ejemplo, el caso del escándalo de los implantes mamarios PIP subrayó la importancia de la transparencia y la rendición de cuentas en el sector de la salud. La crisis generada por el uso de implantes defectuosos llevó a una mayor regulación y supervisión de los productos sanitarios, así como a una mejora en la comunicación y transparencia por parte de las autoridades sanitarias para proteger a los pacientes.

El conflicto, aunque incómodo y desafiante, es una fuerza que puede impulsar cambios positivos. A través de la innovación, la revisión de políticas, la colaboración interdisciplinaria, el empoderamiento de los pacientes y la promoción de la transparencia, los desafíos y disputas pueden transformarse en oportunidades para mejorar los sistemas de salud y, en última instancia, el bienestar de las personas. Abordar los conflictos con una mentalidad abierta y constructiva es esencial para avanzar hacia un futuro más saludable y equitativo para todos.


Referencias

[1] Sayour EJ, Boczkowski D, Mitchell DA, Nair SK. Cancer mRNA vaccines: clinical advances and future opportunities. Nat Rev Clin Oncol. 2024 May 17. doi: 10.1038/s41571-024-00902-1. Epub ahead of print. PMID: 38760500.

[2] Brannon TN. Racism hurts, can antiracism heal?: Positive mental health correlates of antiracist engagement. PNAS Nexus. 2023 Sep 20;2(10):pgad309. doi: 10.1093/pnasnexus/pgad309. PMID: 37799326; PMCID: PMC10548497.

[3] Yoshida Y, Hirakawa Y, Hong YJ, Mamun MR, Shimizu H, Nakano Y, Yatsuya H. Factors influencing interprofessional collaboration in long-term care from a multidisciplinary perspective: a case study approach. Home Health Care Serv Q. 2024 Mar 24:1-20. doi: 10.1080/01621424.2024.2331452. Epub ahead of print. PMID: 38521999.

[4] Petersson EL, Törnbom K, Björkelund C, Jerlock M, Hange D, Udo C, Svenningsson I. Process evaluation of the CO-WORK-CARE model: Collaboration and a person-centred dialogue meeting for patients with common mental disorder in primary health care. Scand J Caring Sci. 2024 May 8. doi: 10.1111/scs.13268. Epub ahead of print. PMID: 38718100.

Foto de Chris Sabor

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