Apuntes sobre la gestión del fracaso en Atención Primaria

26/09/2022

Pienso que es necesario educar a las nuevas generaciones en el valor de la derrota. En manejarse en ella. En la humanidad que de ella emerge. En que se puede fracasar y volver a empezar sin que el valor y la dignidad se vean afectados.”

Pier Paolo Pasolini

Tener una residente en la consulta implica más trabajo, pero tiene ventajas. Una de ellas es estimular la reflexión y la toma de conciencia del tutor. Se parece un poco al hecho de encender la luz un día de nubes, todo parece verse mejor en la habitación. La pregunta que me surgió es cómo afrontar la docencia del manejo del fracaso en un mundo como el sanitario que no parece tolerarlo y lo invisibiliza siempre que puede. 

Reflexionaba esta semana sobre el concepto de fracaso que va un poco más allá del de error médico que nos es más habitual. Crear una cultura de mejora continua implica de manera imprescindible trabajar con el error puntual pero cuando hablamos de fracaso reconocemos algo más: el malogro de un proyecto personal o profesional cuya línea de tiempo no alcanza objetivos o termina sin éxito. Tanto los errores como los fracasos duelen y suscitan sentimientos adversos. Hieren la autoestima y afectan el estado de ánimo. En ocasiones pueden alterar la paz mental y afectar el desempeño laboral. Estas consecuencias no se suelen hablar y cada cual se apaña como puede dentro de un ambiente de trabajo que no ayuda a compartir estas cuestiones. 

Sobre el fracaso profesional y organizativo

Dentro de mis fracasos profesionales detecté un buen puñado al hacer una retrospectiva, permítanme compartirles unos cuantos. Los cuatro años de desierto laboral post-MIR en los que tuve que trabajar de todo menos de médico de familia por no encontrar un contrato digno. El circuito de pacientes sin cita que hicimos en Lavapiés en consenso con administrativos y enfermeras que duró dos semanas. El fracaso de la conciliación laboral con cuatro hijos al conseguir un turno de mañana a los 49 años. El fracaso como director de centro de salud cuando dimití por desavenencias con la dirección. El fracaso de mis proyectos de innovación (blog para pacientes, redes sociales, vídeos y salud…). Mi fracaso reivindicativo de la situación de la Atención Primaria…

Y ahí tenemos a los brillantes médicos MIR enfrentándose a diario con fracasos que no preveían. El posible fracaso en las urgencias, donde al principio son totalmente incapaces y después a penas se mantienen a flote. El posible fracaso con algunas rotaciones, técnicas o aprendizajes. El posible fracaso en las relaciones laborales. El posible fracaso en su esfera personal y relacional… Pero nadie dice nada de esa cara B dado que lo que se publica en las redes sociales tiene más que ver con la versión luminosa de cada cual en la que no cabe la sombra. 

A nivel de organización pasa lo mismo, nos cuesta hablar del fracaso. Es verdad que somos muy buenos a la hora de quejarnos o señalar fallos y errores ajenos. Y si son de categorías profesionales distintas, otras especialidades, el mundo de la gestión sanitaria en general o la política sanitaria en particular, somos verdaderos expertos. Pero reconocer el fracaso de nuestra unidad funcional, nuestra categoría profesional o especialidad es excepcional dado que esto nos mete en la ecuación y nos señala y a nadie le gusta salir en determinadas fotos. 

Admitir un fracaso implica un juicio. Es necesario dictaminar que un proyecto se ha malogrado. Si hablamos de un fracaso personal esto solo será posible si lo reconocemos. Para ello hace falta un ejercicio de humildad que reconozca lo que hay. No es necesario pasarnos de punitivos o de condescendientes, tan solo admitir que como humanos fallamos y fracasamos continuamente como parte de nuestra naturaleza. Y luego tener el valor de admitirlo ante los demás, algo que no suele ser sencillo pero que tiene un potente efecto de catarsis y liberación. 

Sobre el fracaso del sistema de salud

Si echamos una mirada amplia a nuestro sistema sanitario no tardaremos en ver fracasos por todas partes. Algunos pequeños, otros más grandes. Ha fracasado una Atención Primaria cada vez más ahogada, fracasan las ardientes urgencias de hospital, fracasa la atención a la salud mental, fracasa el sistema cuando sobremedica, fracasa la gestión sanitaria cuando se maltrata al personal, fracasa la sociedad cuando abusa del sistema. 

Pero no nos podemos quedar en la penumbra, si bien es necesario admitirla, reconocerla y airearla. Creo que es sano asumir las luces y las sombras que hay en nuestras vidas y en las personas e instituciones que nos rodean. Sombras que como ya percibió Carl Jung compartimos dentro de ese gran inconsciente colectivo donde se albergan sueños y pesadillas comunes. Juan Gérvas describe a los médicos de familia como perdedores de largo recorrido en una expresión que tiene que ver con lo que estamos hablando y que contiene una semilla de perseverancia y esperanza. No pasa nada si vamos perdiendo cosas por el camino si sabemos a dónde queremos ir y qué valores defender. De él tomo la cita que inicia este texto y la sumo a esta pequeña reflexión que creo importante pensando en cada uno de nosotros y en las nuevas generaciones de profesionales sanitarios que vienen y se están encontrando una sanidad flamígera con cada vez más profesionales seniors heridos y quemados. Que tengan la referencia de compañeros con largas carreras profesionales y grandes historias de fracasos a sus espaldas que sigan sonriendo y manteniéndose al pie del cañón es más importante que nunca. Para todos.


Referencias

DONALDSON, Molla S., et al. (ed.). To err is human: building a safer health system. 2000.

GÉRVAS, J. Perdedores de largo recorrido. Acta Sanitaria, 13 de julio de 2021. https://www.actasanitaria.com/opinion/el-mirador/perdedores-de-largo-recorrido_1393582_102.html

MARTIN, Richard M., et al. NHS waiting lists and evidence of national or local failure: analysis of health service data. BMJ, 2003, vol. 326, no 7382, p. 188.

MEYERS, David S.; CLANCY, Carolyn M. Primary care: too important to fail. Annals of Internal Medicine, 2009, vol. 150, no 4, p. 272-273.

KIESLER, Charles A. US mental health policy: Doomed to fail. American Psychologist, 1992, vol. 47, no 9, p. 1077.

Foto de Dmitry Ratushny

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