Cómo se ha articulado el vínculo ético en las organizaciones sanitarias y qué queda por hacer son las cuestiones que Francesc Torralba aborda en su intervención.
De entrada, resulta importante reconocer que existe un camino desarrollado para que la ética se integre en la gestión de los servicios públicos de salud. Este camino se estructura en cinco fases:
- La identificación de los valores de la organización en su planteamiento estratégico. Los valores son intangibles que inspiran la gestión y la mayor parte de organizaciones los hacen públicos.
- El desarrollo de códigos de ética y guías de buenas prácticas especializadas por áreas, donde se reconocen derechos y se exigen obligaciones, desarrollados de forma consensuada. Estos instrumentos concretan la vida interna de la organización.
- El establecimiento de comités de ética asistencial, de investigación clínica, de servicios sociales. Órganos consultivos de deliberación donde existen conflictos de valores. Estos comités forman parte de la estructura interna.
- La institucionalización de la oficina de compliance o cumplimiento normativo. Figura que vela y audita el estado del código ético y responde a la mala praxis. Suele ir acompañado de un canal ético de comunicación.
- La introducción de la auditoria ética como mecanismo de análisis del cumplimiento de los valores y los códigos y guías de buenas prácticas.
A pesar de que la auditoría ética no es una obligación, resulta fundamental para que la ética supere la estética y juegue un papel de facto.
