En la tierra de Jauja

30/10/2023

En la tierra de Jauja, hay un río de miel; y junto a él, otro de leche; y entre río y río, hay un puente de mantequilla encadenada de requesones y caen en aquel río de la miel, que no parece sino que están diciendo: “Comedme, comedme”.

“La tierra de Jauja” Lope de Rueda

Esa mañana de abril, sonó el teléfono, igual que tantas otras mañanas. Al responder, escuché la voz familiar de un compañero, Director Médico como yo, diciéndome: “Necesito hablar contigo, se trata de Jauja, hay que cubrir sus guardias”. Tocaba reorganizar todo el trabajo en pocos días y encontrar médicos dispuestos, no solo a adentrarse en la medicina rural más auténtica, sino a compaginar ésta con su actividad en otros centros de salud. A la incertidumbre sobre cómo enfocar esta situación, se sumaba otra aún más desafiante: este reto inesperado iba a suponer mi primer paso en la gestión de Atención Primaria que, hasta ese momento, era la gran desconocida para mí. Una nueva situación que me obligaba a salir de mi zona de confort hospitalario y adentrarme en otra realidad. El objetivo estaba claro y parecía fácilmente alcanzable, hasta que me reuní con los equipos responsables de la zona “¡Son solo 11 guardias en un mes! ¿Cómo va a ser tan complicado?” Pero sí lo era. Mientras explicaban las dificultades que teníamos para hacer frente a este nuevo horizonte, yo iba sintiendo como los ríos de miel y los puentes de mantequilla de esa Jauja del relato de Lope de Rueda[1] se iban convirtiendo en ríos de vinagre y puentes de ortigas, y comprendí que iba a necesitar mucho esfuerzo para encaja el puzle de ese mes de abril “En la tierra de Jauja”.

¿Qué está sucediendo en Atención Primaria? Saber cuál es el problema es el punto de partida, y basta hablar un rato con esos médicos para darse cuenta que las raíces del mismo están haciendo moverse los cimientos de nuestro sistema sanitario, que necesita ahora más que nunca, fortalecerse de nuevo. El sentarse con ellos, implica escuchar palabras como cansancio, físico y emocional, descontento y cierta resignación al no ver soluciones reales a los problemas a los que se enfrentan cada día: sobrecarga asistencial, burocratización, ausencia de cobertura a las incidencias… A esto hay que sumar una baja perspectiva de desarrollo y escaso reconocimiento económico y profesional, siendo esto último lo que más duele, ya que algunas veces son los pacientes los que parecen no apreciar el trabajo, pero otras, son las propias instituciones las que actúan sin darse cuenta que, sin una Atención Primaria fuerte, nada funciona. Pero no todo es negativo. Hablar con Atención Primaria es hablar de compromiso, sobre todo con los pacientes, medicina en valor y deseos de cambio y renovación, pero estaríamos negando la realidad si minimizamos los aspectos negativos, o al menos, no reconocemos que están empezando a pesar más que las cosas positivas.

Quizá sea demasiado arriesgado hablar de “profesionales quemados” pero es cierto que la realidad que transmiten, nos puede hacer pensar que algunos de ellos comienzan a manifestar síntomas de Burnout, y otros posiblemente terminen haciéndolo en un futuro no muy lejano. La Dra. Maslach, psicóloga estadounidense que definió el síndrome de Burnout[2] lo considera “un síndrome de respuesta psicológica a la exposición crónica a factores estresantes en el ámbito laboral” y que está constituido por tres dimensiones: el agotamiento mental, que es el elemento clave del síndrome, la despersonalización (desarrollo de actitudes negativas e insensibles hacia los pacientes) y la percepción de ineficiencia de la actividad laboral. Esta definición lo explica como un conjunto de síntomas y no una enfermedad en sí, por lo que podemos hablar de “médicos sintomáticos” y decir que su número es considerable en el momento actual ya que ha aumentado durante y tras la pandemia[3], en todos los niveles asistenciales, siendo posiblemente Atención Primaria una de las especialidades médicas más castigadas[4].

Debemos buscar la causa de que esos síntomas aparezcan y aumenten, ya que todos los profesionales que trabajan sometidos a los mismos factores externos no desarrollan la “clínica” de igual forma ni con la misma intensidad, existiendo un número considerable de profesionales que permanecen “asintomáticos” e incluso aquellos que responden de forma “hipermotivada”.  Es, por tanto, un malestar que no depende solo del sistema, sino también de la respuesta que da el individuo, basada en sus deseos y expectativas de realización personal y profesional, o mejor dicho, del equilibrio entre ambas partes.

La gran mayoría de nosotros somos conscientes de los problemas externos que rompen ese equilibrio en Atención Primaria, y que pueden causar la fatiga en aquellos que llevan años de dedicación a ella, pero ¿qué sucede con los que acaban de comenzar a trabajar y los que han de decidir hacia dónde encaminar su carrera profesional? ¿Somos capaces de hacer autocrítica y reconocer que podemos estar fallando en algo?  La presencia de la Medicina Familiar en las Facultades es escasa y los Hospitales Universitarios, que son los encargados de “formar” a los futuros médicos, lo hacen en una realidad alejada de esa medicina de familia que es la base del Sistema, a la que los estudiantes y residentes en formación conocen solo por lo que escuchan: sobrecarga y precariedad, convirtiéndola en una opción poco atractiva frente al resto. Si a eso añadimos la facilidad para engordar las plantillas de muchos de nuestros hospitales, ubicados en grandes ciudades, conseguimos tener todos los ingredientes para canalizar el gran flujo de profesionales hacia centros grandes, urbanos, dejando a un lado la Atención Primaria, haciendo que año tras año haya plazas MIR sin cubrir, y que aquellos residentes de Familia que terminan prefieran los servicios de urgencias hospitalarios antes que un centro de salud.

No hay que contar historias falsas sobre Atención Primaria, ni revestirla de ricos manjares, como a Jauja, para hacerla atractiva. Solo hay que contar su verdad: su presencia indispensable en pueblos y aldeas, con centros pequeños, con más o menos carencias y no siempre con la última tecnología, con pacientes que te saludan por tu nombre cada mañana, algunos que has visto nacer y otros a los que verás morir, a los que cuidas y educas en salud y con los que se ejerce la Medicina de Verdad.

No… esto no es la tierra de Jauja.


Referencias

[1] La tierra de Jauja. Lope de Rueda (1510-1565).

[2] Masłach C. Burned-out. Human Behavior. 1976;5(9):16-22.

[3] Piñero del Rosario, I. Síndrome de Burnout en personal de Atención Primaria durante la pandemia por COVID-19. 2022.

[4] Ramírez FB, Misol RC, Alonso MD, Tizón JL. Pandemia de la COVID-19: efectos en la salud mental de los profesionales sanitarios. Atención Primaria. 2022 Jul;54(7).

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