Tres visiones, tres generaciones: Ignasi Riera

Médico especialista en educación física y del deporte y en urgencias Máster en Gestión y en Bioética

Mientras estudiaba Medicina, Ignasi Riera (Barcelona, 1973) nunca se imaginó lejos de la cama del paciente, pero pronto descubrió su pasión por el mundo de las urgencias y las emergencias, ámbito que considera una gran cantera para las direcciones asistenciales y un reclamo para el mundo de la gestión. “Si en Urgencias acabas levantando los ojos, descubres que hay muchas incoherencias en el funcionamiento del sistema de salud y, entonces, te implicas para cambiarlo”, asegura.

Francesc Bonet, desde el ámbito de la gestión de las emergencias, le dio la primera oportunidad, y después encontró a otros referentes, como Jordi Ibáñez, Miquel Pons, Àngels Cabezas o Santi Tomás. Más tarde conoció a Pere Vallribera y Ricard Gutiérrez, que creyeron en él para dar el paso hacia una dirección asistencial. Enric Mangas, Roser Fernández y Helena Ris también le han brindado nuevas oportunidades para seguir creciendo.

¿Cómo descubriste la gestión?

A mí me gusta organizar equipos, y durante los primeros años de mi trayectoria profesional los médicos sénior de Urgencias me delegaban tareas organizativas. Yo no di un paso adelante, sino que, al dar un paso atrás muchos colegas, me encontré al frente

¿Por qué cuesta encontrar a gestores de tu generación?

No te puede atraer lo que desconoces, y en la etapa de formación de las profesiones sanitarias la gestión no se toca. Además, el concepto gestión está algo desprestigiado, porque ha habido un interés en asociarlo con el lucro desvergonzado y los recortes sanitarios. Gestionar significa decidir, a menudo sin demasiada protección y con incomodidad, porque te mueves en la incertidumbre, y esto puede provocar vértigo.

¿Es necesario optar por una gestión más participativa?

Existen tantos estilos de gestión como personas. Una mayor transparencia y evaluación permiten sentirte más cómodo, descentralizando la decisión donde está el problema, y esto depende de la capacidad de generar complicidad y confianzas. Una gestión participativa requiere diálogo, detenerse para conocer y reconocer, y llegar a un consenso. Es muy efectivo, pero la urgencia por responder a las necesidades no siempre lo permite.

¿Te has encontrado con algún techo de cristal?

En absoluto. En cualquier caso, el techo de cristal del gestor sanitario es la política. El poder político ha descendido demasiado en la toma de decisiones organizativas y de planes de acción.

¿Existe demasiado intervencionismo político?

Sí, así como asimilación a categorías que no tocan. Un gestor sanitario no tiene por qué ser un alto cargo de la Generalitat. Tiene que haber una rendición de cuentas y unas reglas del juego clarísimas, pero también algo más de cintura. Nunca se debe comparar a un gestor sanitario con un político. Por tanto, es necesario reivindicar la profesionalización de la gestión.

¿En qué te gustaría que se convirtiera el mundo de la gestión?

Si llegara a ser gerente, me gustaría que la organización fuese reconocida por parte de la Administración, con el presupuesto que requiere para la actividad que realmente realiza, ya que, a menudo, no está bien retribuida ni dimensionada. Me gustaría que los equipos de dirección fueran más cercanos a la toma de decisiones del día a día, pero esto implica complicidades y salvar el distanciamiento que ha habido entre los profesionales de primera línea y los gestores, algo que durante la primera ola de la pandemia de la covid-19 se logró, pero existe el riesgo de que se vuelva a abrir.

¿Estás hablando de ganar autonomía de gestión por parte de los profesionales?

Sí, que los equipos directivos confíen en los profesionales y también a la inversa. Por tanto, hablo de una apertura de miras recíproca.

¿En qué puede ayudar la Societat Catalana de Gestió Sanitària?

Es un espacio neutro y académico, de reflexión, de encuentro, para conocer y compartir buenas prácticas, lo que te permite mejorar. Desde la SCGS, además de defender una profesionalización de la gestión y su interdisciplinariedad, hemos sido capaces, a través de la línea de trabajo del Right Care, de acercar el concepto de gestión a los profesionales asistenciales, lo que ha permitido que se extienda, también, a las organizaciones.

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