“Portugal ensayará un nuevo modelo de gestión de la sanidad pública, que pretende rescatarla de la situación crítica que atraviesa. El nuevo estatuto del Sistema Nacional de Salud (SNS) elaborado por el gobierno contempla la creación de un equipo directivo independiente, que no tendrá que rendir cuentas a nivel político”. Con este párrafo abría el artículo de Tereixa Constenla publicado el 1 de octubre de 2022 en el diario El País.
Es conocido que la sanidad portuguesa hace aguas por distintas cuestiones, y a priori parece una decisión valiente, que creen un órgano de gestión que no dependa de la política, pero ¿realmente es así?
Los cambios vienen recogidos en dos Decretos Leyes el 52/2022 y el 61/2022. En el primero se aprueba un nuevo Estatuto del Servicio Nacional de Salud (SNS), sustituyendo el de 1993. Este nuevo estatuto prevé la reorganización territorial y funcional del SNS, incluyendo los recursos humanos.
Una Dirección Ejecutiva para el SNS
Pero la novedad está en el segundo decreto donde se establece y regula una nueva Dirección Ejecutiva del SNS como una institución pública de régimen especial, integrada de manera indirecta en el Estado, con personalidad jurídica propia dotada de autonomía administrativa, financiera y patrimonial.
La reforma pretende separar la gestión política de la técnica (organización asistencial, recursos humanos, finanzas) liberando al Ministerio de Salud para concentrarse en las políticas de largo plazo. Previamente, la gestión de los hospitales públicos estaba centralizada en el Ministerio de Salud y la gestión de la atención primaria en las cinco regiones del país mediante la Administración Regional de Salud.
La Dirección Ejecutiva está compuesta de cinco órganos y un director ejecutivo, asistido por un Consejo de Administración, máximo responsable de SNS con poder de decisión en 5 ejes:
a) Integración de la prestación asistencial
b) La creación de redes y referencias
c) Acceso a la salud y derechos de los usuarios
d) Participación popular del SNS
e) Gobernanza e innovación
El decreto ley restructura las funciones y competencias del Ministerio de Salud traspasándolas a la Dirección Ejecutiva la cual podrá dictar normas, reglamentos, directrices e instrucciones genéricas y específicas vinculante sobre los establecimientos del SNS.
Ante las dificultades de conocer el alcance de cada una de las modificaciones y cambios legislativos que se desgranan del Decreto Ley 61/2022, habrá que ver como la regulación se traspasa al día a día organizativo del SNS portugués y cuál es el resultado a corto, medio y largo plazo.
Qué pasará con las antiguas estructuras centrales y regionales es aún una incógnita. De momento sabemos que un profesional reconocido por su gestión en el Hospital de São João de Porto, Fernando Araujo, ha sido nombrado director ejecutivo de esta nueva institución.
También vemos que los 5 ejes sobre los que se sustenta la Dirección Ejecutiva hablan de la sanidad de hoy, de la que tantas veces hemos escrito y leído en Avances en Gestión Clínica: coordinar recursos, la participación de la ciudadanía del paciente, de la gobernanza, y de las redes asistenciales e innovación.
Quizás en una primera lectura no nos parezcan grandes novedades, pero los Servicios de Salud de nuestras Comunidades no han cambiado sus normas desde que se crearon, entre 1980 y 2000, y la mayoría son organismos autónomos que no les permite tener autonomía financiera, el resto son entidades de derecho público y una comunidad tiene entidad jurídica de naturaleza privada. Y todas rinden cuentas a la Consejería de Sanidad solamente.
Las diferencias con Portugal en la asistencia sanitaria son importantes, pero su modelo es más parecido al nuestro que el de Francia, Italia o Alemania. Con sus peculiaridades y evidentes dificultades, nuestro sistema público de salud, universal y gratuito, merece ser cuidado para que perdure mediante decisiones valientes, arriesgadas y quizás no entendidas por todos. Pero en un momento de crisis en el modelo de la Atención Primaria, de un cambio social en la participación ciudadana, y del gasto en sanidad creciendo exponencialmente quizás mirar al vecino y sus nuevos planteamientos no estaría tan mal.