
En Canadá, la atención sanitaria se financia a través de los impuestos generales. Todos los residentes permanentes tienen seguro médico a través de su plan provincial de salud, que cubre todas las visitas médicas y hospitalarias que sean necesarias. No existe una opción privada paralela. Numerosas consultas públicas han confirmado que los canadienses creen firmemente que la prestación de servicios de atención sanitaria debe basarse en la necesidad y no en la capacidad de pago. Sin embargo, la realidad actual es que más de una de cada cinco personas en Canadá no tiene acceso a la atención primaria, la puerta de entrada al sistema de atención sanitaria.
Por eso vine a España, un país donde todos los residentes tienen acceso a atención sanitaria financiada con fondos públicos. Quería aprender cómo España consigue ofrecer ese nivel de atención y cómo estructura sus equipos de atención primaria para satisfacer las necesidades de la población. Mi visita me ha inspirado y motivado para hacer las cosas mejor en Canadá.
En 2002, puse en marcha OurCare, la mayor iniciativa de participación pública en atención primaria de Canadá, para entender qué querían las personas en un sistema mejor. La gente tenía claro que querían un médico que trabajara como parte de un equipo, que pudiera ofrecer una atención oportuna y continua. Creían que la atención primaria debía estar orientada al bienestar, no a la enfermedad, y que debía abordar los determinantes sociales de la salud. Querían que todos tuvieran acceso a sus registros y que la atención fuera responsable ante las comunidades a las que servía. En España, encontré un sistema de atención primaria que cumplía todos estos elementos.
Fue alentador ver a los equipos de atención primaria arraigados en la comunidad. Me impresionó cómo los equipos organizaron su programación y servicios en función de las evaluaciones de las necesidades de la comunidad. Fue muy agradable escuchar que los médicos, enfermeras y otros miembros del equipo colaboraban con organizaciones comunitarias para ofrecer sesiones de promoción y prevención de la salud. Me alegró saber que los equipos atendían no solo a quienes venían hasta la puerta de entrada de la clínica, sino también a quienes no podían salir de su casa o que vivían en residencias de cuidados a largo plazo. Esta orientación comunitaria y la búsqueda del bienestar es lo que la gente de Canadá quiere ver en su propio sistema.
Proporcionar atención primaria oportuna y continua es un desafío en muchos sistemas de salud. Me gustó que a los pacientes se les asigne un médico y una enfermera personales dentro del centro de salud, personas que pueden conocer con el tiempo, y cómo las reformas propuestas están agregando administrativos en salud a ese mini-equipo. Fue impresionante aprender sobre las innovaciones en marcha para mejorar la gestión de la demanda con vistas a optimizar la atención de los pacientes por la persona adecuada en el momento adecuado. Espero llevarme de regreso lo aprendido sobre los algoritmos de apoyo a la toma de decisiones que utilizan los administrativos para ayudar a dirigir a los pacientes al profesional adecuado. Es importante destacar que noté que las enfermeras eran en gran medida autónomas en su trabajo clínico, con roles definidos para las enfermedades crónicas y la atención aguda. La composición del equipo, sus diversos roles y cómo se apoyan es otro aprendizaje clave que me llevaré de regreso a Canadá.
También fue muy interesante aprender sobre los sistemas de información inteligentes que sustentan el sistema. En Canadá, pacientes de todo el país nos contaban lo frustrados que estaban por no tener acceso a sus propios registros. En cambio, me enteré de que, en Cataluña, aproximadamente 5,5 millones de personas (70%) han utilizado la aplicación La Meva Salut, que permite a los pacientes ver sus propios registros, incluidos análisis de laboratorio, medicamentos y vacunas, y también reservar citas y acceder a consultas electrónicas. Las citas y consultas electrónicas en línea son solo una realidad para una minoría de consultorios en Canadá.
Durante varios años en Canadá, he participado en iniciativas para intentar poner a disposición de los equipos y los médicos datos de mayor calidad para ayudarlos a supervisar y mejorar la calidad de la atención. Sin embargo, extraer los datos de nuestros sistemas de información ha sido un desafío con los recursos disponibles. En Cataluña, me impresionó ver el panel de indicadores de calidad que los equipos consultan de manera rutinaria para apoyar el aprendizaje y la mejora.
El sistema de atención primaria de salud de España debería considerarse una joya nacional, algo que hay que valorar, preservar y fortalecer. Mis compatriotas canadienses y yo lo seguiremos como inspiración en los próximos años.