El iceberg exponencial

28/04/2025

Si quisiéramos utilizar la metáfora del iceberg para ilustrar lo que estamos viviendo con la inteligencia artificial (IA) en salud, deberíamos redibujar su escala. La punta visible, que ahora contemplamos, no es nada comparada con lo que va a emerger.

En un horizonte de dos o tres años, veremos cómo la IA dejará de ser sólo generativa para convertirse en prácticamente general, superando las funciones actuales e integrándose de lleno en tareas clínicas complejas. Se prevé que la barrera del acceso a datos personales podrá superarse mediante la combinación de datos sintéticos y métodos avanzados de anonimización. Podremos simular escenarios asistenciales enteros, generar protocolos de investigación y disponer de agentes inteligentes capaces de optimizar cualquier proceso diagnóstico. La gestión humana, tal y como la entendemos hoy, quedará desbordada por la velocidad, precisión y capacidad de aprendizaje de los nuevos sistemas. Los foundation agents (agentes cognitivos de propósito general) están evolucionando hacia sistemas capaces de generar conocimiento y de coordinarse entre ellos, simulando una arquitectura inspirada en el cerebro humano​.[1]

Lo que hoy vemos de la IA es la puntita del iceberg. El grueso del cambio nos espera bajo el agua, y es necesario empezar a sumergirnos antes de que nos arrastre.

La transformación tecnológica no será un espacio exclusivo de las Big Tech, que tendrán suficiente trabajo en su carrera por los grandes modelos de IA. Los servicios de salud que actúen con visión podrán no sólo realizar mejor su trabajo y ofrecer oportunidades a sus profesionales, sino convertirse en productores de inteligencia aplicada. La ventaja competitiva vendrá de saber conectar conocimiento clínico con capacidad técnica y sobre todo saber implementar y mantener.

Ahora estamos en la fase de automatización parcial, con entornos híbridos, donde máquinas y personas colaborarán. Pero no sabemos dónde estará el límite; los nuevos sistemas de IA son dinámicos, interconectados y capaces de modificarse a sí mismos. Estas capacidades convierten a la reforma de los procesos de salud en una oportunidad estratégica sin precedentes. Para concretar, es necesario que los profesionales de salud estén preparados para entender, integrar y gobernar la IA desde dentro.

Nos encontramos en un momento crítico. La pregunta es: ¿somos suficientemente conscientes de ello? ¿Entendemos que estamos ante una anomalía de las que sólo ocurren en siglos? Algunos responsables institucionales ven perfectamente el cambio de paradigma, pero la inercia burocrática con la que deben luchar es todavía muy pesada. Disponemos de un activo potentísimo: un colectivo de profesionales de salud con vocación, conocimiento del territorio y dominio de la práctica clínica real. Si se dotan de herramientas de IA y se forman para utilizarlas con criterio, el sistema de salud puede dejar de ser sólo un receptor de tecnología y pasar a liderar innovación aplicada desde la base.

Es muy urgente desarrollar un programa de formación práctica en IA para todo el personal sanitario —médicos, enfermeras, gestores y técnicos— que permita activar la nueva ola de innovación[2]. El futuro de la IA en salud va a depender menos de la tecnología y más de la capacidad colectiva de aprender y poner en circulación el nuevo conocimiento. La clave es hacerlo con rapidez y determinación. ¿Cometeremos el error de dejar pasar la oportunidad?


Referencias

[1] Liu B, et al. (2025). Advances and Challenges in Foundation Agents: From Brain-Inspired Intelligence to Evolutionary, Collaborative, and Safe Systems.

[2] World Economic Forum. (2025). Future of Jobs Report 2025. https://www.weforum.org/reports/the-future-of-jobs-report-2025   

Foto de Christian Pfeifer

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