Ajedrez y gestión clínica: dos tableros, una misma estrategia

06/10/2025

La gestión clínica es un tablero complejo donde conviven múltiples actores, recursos limitados y decisiones que impactan de forma directa en la vida de las personas. Curiosamente, muchas de las habilidades que necesitamos para liderar se entrenan –de forma casi natural– en un tablero de ajedrez. El ajedrez no es solo un juego. Es una metáfora del pensamiento estratégico, de la anticipación, del manejo de la incertidumbre y de la importancia de tomar decisiones bien fundamentadas bajo presión. En este sentido, nos ofrece claves valiosas para entender y mejorar la forma en que gestionamos equipos, servicios y recursos en el ámbito de la salud.

1. La visión del tablero: pensar más allá de la jugada inmediata

En ajedrez, el jugador principiante suele pensar en la jugada que tiene delante. El jugador experto, sin embargo, ve el tablero completo, anticipa varios movimientos, evalúa posibles respuestas del rival y busca crear posiciones sólidas que le den margen de maniobra. Del mismo modo, en gestión clínica no basta con resolver lo urgente. Es necesario pensar en sistemas, ver el conjunto, anticipar consecuencias y preparar el terreno para las decisiones futuras. Un cambio organizativo, una reestructuración de agendas, la implementación de un nuevo circuito asistencial… todo requiere visión a medio y largo plazo, y una lectura sistémica del entorno.

2. La apertura: establecer el marco estratégico

Las aperturas en ajedrez tienen nombre, teoría y propósito. No se trata solo de “salir jugando”, sino de construir una posición sólida desde el principio. En la gestión, esto equivale a tener una visión clara, una misión compartida y unos valores bien definidos. Cuando una unidad clínica inicia un nuevo ciclo –cambio de liderazgo, implantación de nuevos modelos, reorganización de cartera de servicios–, necesita un marco estratégico sólido que permita coordinar esfuerzos y generar confianza. Esa es nuestra “apertura”. No se trata de improvisar, sino de tener un plan que dé sentido y dirección a las acciones.

3. El medio juego: la táctica, la adaptabilidad y la gestión del conflicto

El medio juego en ajedrez es el territorio de la táctica. Aquí se ganan ventajas, se aprovechan errores del rival, se maniobra para debilitar su estructura. Pero también es el momento donde se pierden partidas por precipitación o por falta de cálculo.

En la gestión clínica, el medio juego es el día a día. Resolver incidencias, negociar con otros servicios, abordar resistencias al cambio, gestionar la carga asistencial, velar por el clima laboral, redistribuir recursos según necesidades emergentes. Aquí brilla el liderazgo operativo, la comunicación efectiva y la capacidad de adaptar la estrategia sin perder el rumbo. Saber cuándo actuar con firmeza, cuándo esperar, cuándo sacrificar una pieza en favor de una posición más ventajosa… es el arte de la gestión clínica comprometida.

4. El final: evaluación, cierre de ciclos y aprendizaje organizativo

En ajedrez, el final es un territorio técnico. Menos piezas, más precisión. Lo emocional ya no pesa tanto: gana quien ha sabido conservar fuerzas y piensa con claridad. En gestión, el “final de partida” podría traducirse en la evaluación de resultados, el análisis de impacto, el feedback a los equipos y la rendición de cuentas. Una buena gestión no acaba cuando se toma una decisión, sino cuando se verifica que dicha decisión ha mejorado el sistema, el servicio o el bienestar de las personas. La capacidad de aprender del proceso, de corregir errores y de compartir el conocimiento adquirido es lo que marca la diferencia entre un gestor funcional y un líder transformador.

5. El rey y el equipo: proteger lo esencial

En ajedrez, todo gira en torno al rey, aunque este apenas se mueve. En gestión clínica, ese “rey” es el paciente. Todo debe orientarse a proteger su seguridad, su dignidad, su experiencia asistencial. Pero el rey nunca gana una partida solo. Lo hace gracias al resto del equipo. Un gestor clínico debe proteger lo esencial –las personas y los valores que sustentan el sistema–, pero también construir estructuras de colaboración que permitan que las piezas (profesionales, circuitos, procesos) se coordinen de forma eficiente. La persona que se dedica a la gestión no es el rey, sino la estratega: quien acompaña, observa, corrige y, sobre todo, construye sentido compartido.

Quizás lo más interesante del ajedrez no es ganar, sino cómo se juega. Con respeto por el oponente, con disciplina mental, con visión de conjunto. En la gestión clínica, como en el ajedrez, no se trata de eliminar piezas, sino de generar equilibrio en un entorno incierto. Gestionar bien no es tener todas las respuestas, sino saber hacer las preguntas correctas. No es controlar todo, sino crear condiciones para que las personas den lo mejor de sí. No es jugar solo, sino liderar con conciencia de red.

Y como en toda buena partida, al final lo que queda es el aprendizaje, la mejora continua y el compromiso con una idea: que, en salud, cada movimiento cuenta.


Referencias

Menaker, Ronald; France, Tami J.; Lekah, Daniel. Checkmate: Leveraging chess strategy to set and achieve strategic goals in healthcare. MGMA Insights, 23 de septiembre de 2021

Senthil, B.Arul & Ravindran, D. (2023). Relationship between chess and management -An overview. Formation of Competencies of Gifted Individuals in the System of Extracurricular and Higher Education. 8-15. 10.18372/2786-823.1.17464.

Foto de Andrey K

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