La ignorancia atrevida y la inteligencia artificial: utopía o distopía

31/03/2025

Nosaltres no som d’eixe món” cantaba Raimon a “Diguem no“, una canción de protesta contra el régimen franquista. Mi madre la utilizaba a menudo con un sentido distinto, cuando no entendía la evolución del mundo. Y con la interpretación de mi madre, empiezo este escrito sobre la Inteligencia Artificial (IA).

En un post de hace un año titulado “Buscando respuestas a qué es la innovación y cómo implementarla: la experiencia del AISBE” sólo hice referencia a la IA en un comentario menor. Sin duda la ignorancia es atrevida. Compartiré, a continuación, lo que he escuchado, leído y aprendido de IA en estos últimos meses.

Del 14 al 16 de noviembre de 2024, el Hospital Clínic de Barcelona, ​​en colaboración con el MIT Critical Data, el Departamento de Salud de la Generalidad de Cataluña y la Cátedra de Oncología de Precisión de la Universidad de Barcelona, ​​organizó una hackathon de IA generativa aplicada a la salud. Una primera mañana de conferencias con expertos dejaba claro que la IA generativa basada en un modelo extenso de lenguaje es una realidad que avanza rápidamente. Se plantea como una herramienta complementaria al rol de los profesionales y es básico tener un marco regulador que tenga en cuenta los sesgos y el debate ético. Durante dos días y medio, equipos multidisciplinares formados por profesionales de la salud, ingenieros, investigadores y expertos en ética trabajaron juntos para desarrollar soluciones a 13 retos planteados. Consiguieron avances significativos. El ganador fue un chatbot de IA, desarrollado en base a casos del Hospital Clínic y de la literatura, que permite practicar la resolución de casos clínicos simulando una conversación con el paciente.

Lluís Pareras, neurocirujano y fundador y socio director de Invivo Ventures, en una sesión el 25 de enero de este año en la VIII jornada de la Red C17, explicaba cómo una herramienta de IA es capaz de diagnosticar diabetes analizando imágenes de radiología simple de tórax. Y reflexionaba que, si creemos que el paciente es el centro, deberíamos utilizarla a pesar de no saber el patrón de reconocimiento que aplica. También describía cómo su empresa trabaja con una Agente de Inteligencia Artificial (AIA), integrada totalmente en el equipo de trabajo. Explicaba que, en una reunión con inversores de distintos países, el planteamiento de la AIA determinó la decisión. En resumen, ideas muy disruptivas que también se pueden encontrar en la sesión inaugural del Curso de Gerontología Clínica y Cuidados Paliativos de la Fundación Mutuam.

De los diferentes artículos de la prensa general y especializada de los últimos meses sobre IA, quiero destacar, también por disruptivo, el artículo de The New York Times de Pranav Rajpurkar, cofundador de a2z Radiology AI, y de Eric J. Topol, cardiólogo e investigador en medicina digital, titulado “The Robot Doctor Will See You Nou”. Cuestiona la suposición de que combinar una herramienta de IA con las habilidades y conocimientos de los profesionales médicos sea siempre la mejor opción. Se basa en un ensayo que demuestra que una herramienta de IA trabajando de forma independiente diagnostica a pacientes con una precisión del 92%; la precisión de los profesionales médicos con ayuda de la misma herramienta es de un 76% porque la corrigen en base a sus impresiones iniciales; y la precisión de los profesionales sin IA es del 74%. Los autores del artículo plantean que el camino futuro es una división del trabajo entre la IA y los profesionales más que un trabajo conjunto entre IA y profesionales.

Más disruptivo es aún el ensayo (no científico) de Dario Amodei, cofundador y CEO de Anthropic titulado “Machines of Loving Grace”. Imagina una IA futura “poderosa” “si todo va bien”. En términos de inteligencia pura, será más inteligente que un ganador del premio Nobel en la mayoría de campos como la biología, la ingeniería, las matemáticas y la escritura. La IA realizará tareas de forma autónoma, controlará robots y equipos de laboratorio. Absorberá información y realizará acciones entre 10 y 100 veces más rápido que el ser humano. Plantea, por tanto, que, por ejemplo, en el campo de la biología, realizará todas las tareas que realizan los biólogos incluyendo el diseño y desarrollo de experimentos en el mundo real. Expone que en 5-10 años alcanzaremos el progreso científico en biología y medicina que hoy alcanzamos en 50-100 años. Y describe la evolución radical que cabe esperar en medicina con la prevención y curación de casi todas las enfermas infecciosas naturales, genéticas, oncológicas y mentales, entre otras. Imagina que las mejoras sanitarias se distribuirán mejor en todo el mundo. Y predice que la esperanza de vida pasará a ser de 150 años en el siglo XXI. En resumen, describe un mundo con menor enfermedad, pobreza y desigualdad. Parece una utopía, pero el autor argumenta razonadamente todas sus suposiciones. En el último apartado, que se titula “Trabajo y sentido”, se pregunta cómo sobrevivirán económicamente los seres humanos si la IA lo hace todo. Dice que es la cuestión más difícil de contestar. Os animo a que lea su reflexión.

Paro de leer. ¡Qué bestia!, citando una vez más mi expresión preferida del Tortell Poltrona. Quizás soy un poco menos ignorante pero tengo un cierto vértigo.

En el Hospital Clínic, conjuntamente con el IDIBAPS y la Universidad de Barcelona, ​​estamos empezando los trabajos para definir el Plan Funcional del Nou Clínic. Un campus de salud que no se pondrá en marcha antes de 10-12 años y que persistirá al menos los 100 años del actual Clínic. ¿Y cómo se hace un Plan Funcional de un campus de salud con toda la disrupción prevista? ¡Y nosotros que pensamos que proyectar un hospital con menos camas ya es disruptivo!

Xavier Marcet, presidente de la consultora Lead to Change, en un reciente artículo en La Vanguardia titulado “Management precocinado” dice que no hay algoritmo para el sentido común y que la IA nos dará un plan estratégico hecho pero que no nos permitirá distinguirnos. Habrá que buscar caminos genuinos con compromiso y pasión para que el plan no sea un documento más, archivado sin valor. No estoy seguro. Pero en todo caso le pregunto a DeepSeek cómo puede ayudarnos la IA a diseñar el plan funcional de un hospital. Y me responde que, con la predicción de la demanda, con la optimización del diseño físico y de la accesibilidad, con la asignación de personal previendo las cargas de trabajo y creando horarios inteligentes, diseñando un control de inventarios y una cadena de suministros inteligente, generando rutas personalizadas por los pacientes, identificando cómo reducir residuos y cómo optimizar. Y mucho más. Sigamos.

Comparte: