
Los primeros que empezaron a utilizar las máquinas de vapor a finales del XIX quizás experimentaron algo parecido a lo que hoy nos trae la IA.
Existe un consenso generalizado al considerar que la IA aporta grandes beneficios al sector sanitario. Ha transformado por completo ámbitos como el diseño de fármacos o el diagnóstico basado en la imagen. Hay que decir, sin embargo, que no ocurre nada diferente de lo que ha pasado siempre con la tecnología, desde la hoja de cálculo hasta Internet, el teléfono inteligente o los robots. Más convergencia de tecnologías, más productividad, mayor usabilidad y ritmo de cambio más rápido.
Desde 2017 los costes de entrenar modelos de IA han disminuido del orden de mil veces, y hoy las nuevas herramientas de IA permiten aumentar la productividad con inversiones relativamente asumibles. Superado el obstáculo del coste tecnológico, es ahora el acceso a datos, fiables y en grandes volúmenes, el gran reto para elaborar modelos funcionales y personalizados. Aun así, existen otros retos que trascienden la cuestión técnica y son de carácter humano. Repasémoslos:
Equipo directivo comprometido
No se podrá avanzar sin una complicidad total de la dirección que impulse paulatinamente, pero de forma sistémica, una estrategia global en toda la organización.
Estrategia y planificación cuidadosas
Aunque se debe avanzar proyecto a proyecto, la implementación eficiente de la IA no funciona por proyectos aislados, debe tratarse como una pieza clave de la organización que mejorará de forma significativa los resultados clínicos, la eficiencia operativa y la sostenibilidad financiera.
Vía libre a los profesionales entusiastas
Un enfoque pragmático para empezar consiste en centrarse en áreas de bajo riesgo y de alto impacto, en las que se cuente con profesionales que combinen las dosis óptimas de entusiasmo y moderación para asumir riesgos innovando.
Asegurar la confianza de los usuarios
Los pacientes deben progresar en paralelo en el hospital, y deben gestionarse su escepticismo y las preocupaciones sobre la IA. Entre otras cosas, es esencial demostrar a los pacientes cómo se validan y supervisan de forma rigurosa las decisiones generadas por la IA para ganar su confianza.
Capacitar a los profesionales
Todas las personas que trabajan en el hospital tendrán que adaptarse a una nueva normalidad en la que la IA cambiará los flujos y las formas de trabajar. La formación, en un contexto de gestión del cambio, es clave para asegurar que todos ellos se implican en los proyectos en lugar de resistirse a su adopción.
Gobernanza ética y transparente
Apoyar la toma de decisiones clínicas o realizar recomendaciones sobre tratamiento son aplicaciones de alto riesgo y requieren una supervisión rigurosa y el seguimiento de las regulaciones. Se deben garantizar las pautas éticas, asegurar que la IA trabaja por los clínicos y priorizar la seguridad del paciente. También es necesaria evaluación continua para garantizar que los objetivos se están alcanzando.
Pensar en clave de escalabilidad
Aunque para ganar experiencia y para implantar soluciones se debe empezar por las pruebas de concepto y pilotos, es necesario planificar la integración y preparar las actualizaciones técnicas y operativas para gestionar datos complejos y flujos de trabajo de forma eficiente.
Contexto de co-creación
La colaboración con empresas tecnológicas y otros hospitales o instituciones que ya han implementado soluciones de IA puede ser clave para su éxito. Esto puede incluir asociaciones con desarrolladores de IA, consultores tecnológicos, y por supuesto aquellas organizaciones que faciliten compartir mejores prácticas y casos de éxito.
Prever el futuro
La IA es el futuro, un futuro volátil, incierto, complejo y ambiguo (VUCA en inglés). Los hospitales tendrán que ser resilientes y adaptarse rápidamente a los cambios, tanto tecnológicos como humanos. El pensamiento sistémico será clave para integrar la IA de forma efectiva.
Considerar todos estos factores en el fondo nos viene a recordar que la IA sólo puede activarse si en el hospital hay cultura de innovación. Forzar la colaboración transversal entre departamentos, fomentar la mentalidad del reto y del emprendimiento, o incentivar la experimentación y el aprendizaje, son imprescindibles. Los hospitales no pueden olvidar todos estos aspectos si quieren posicionarse para afrontar los desafíos del futuro y ofrecer una atención al paciente de calidad.